Se llevan mal. Ellos desobedecen. Hacen todo cuanto se les afirma que no hagan. Ellos chillan todo el tiempo. Rompen cosas. No admiten la patria potestad. Se encaprichan a fin de que adquieran cosas, aun en el momento en que los progenitores les comentan que no tienen la posibilidad de. No admiten un no por contestación. No respetan las horas de sueño. Son pequeños sin límites.
Varios progenitores están agobiados, no tienen idea de qué manera gestionarlos. Se sienten apabullados por el accionar del niño y no tienen la posibilidad de hallar la forma de entablar límites. Por norma general, el mal accionar es una manera en que los pequeños comunican algo a sus progenitores. La carencia de límites es vivida por los pequeños como una falta de amor, como una falta de interés con lo que les pasa. Los pequeños precisan entender que los progenitores están ahí para guiarlos y cuidarlos. La sepa de límites y reglas visibles provoca que el niño se sienta inseguro y busque localizar el límite con su mal accionar, los límites son precisos por el hecho de que brindan seguridad y protección. Es esencial que los límites estén equilibrados, no todo ha de estar tolerado o contraindicado. Hay que comprender entablar lo que se puede llevar a cabo y lo que es imposible llevar a cabo, poner límites es una cuestión de autoridad y no debe malinterpretarse con el autoritarismo ni con los retos, los castigos y las penitencias. En el momento en que se impone un límite con excesiva dureza, mucho más que asistir al niño, limita sus opciones. Las reglas han de ser visibles, si cambian en todo momento, los chicos se confunden. Es esencial que los dos progenitores estén según las reglas que el niño debe continuar. Los límites son homónimo de amor y contención y siempre y en todo momento tienen que diseñarse y establecerse sabiendo el confort del niño. Todos y cada uno de los pequeños precisan límites. Es imposible educar a un niño dejándolo llevar a cabo lo que desee. Un niño ha de saber hasta dónde puede llegar, qué se estima de él y qué no puede realizar.
Estos jóvenes no hallan el límite a su psicología
La existencia de la función paterna les asiste para interiorizar el sentido de la ley y por consiguiente, al no comprender “formar parte , tienen la posibilidad de llegar a volar, agredir y son violentos para ocupar, de manera primitiva, un territorio.
Según el sicólogo forense Shaw Johnson, la investigación exhibe que no hay ninguna persona mejor ubicado para parar la agresión antisocial de un niño que su padre biológico.
Perciben falta de atención y cariño
Varios progenitores y mamás estiman que siendo permisivos prueban a sus hijos cuánto los desean. Pero, paradójicamente, estos inferiores medran sintiendo que sus progenitores no se encargan de ellos.
Perciben falta de atención y cariño, por el hecho de que no reciben los consejos precisos de sus mayores. Aun desarrollan resentimiento hacia ellos y estiman que no hicieron bien su trabajo.
¿De qué forma utilizar el procedimiento de tiempo de espera?
Elegir por adelantado qué formas de proceder necesitan un reposo (comunmente pataletas o formas de proceder beligerantes o peligrosas). Escoja un espacio de reposo libre de dispesiones y temores, como una silla, una esquina o un parque. En el momento en que esté fuera de casa, considere emplear un automóvil próximo o un área para sentarse como rincón de reposo.
En el momento en que ocurra un accionar inaceptable, dígale al niño que el accionar es inaceptable y dígale que le va a dar un reposo si el accionar no se detiene. Mantén la tranquilidad y no luzcas enojado. Si su hijo sigue portándose mal, llévelo con tranquilidad a la región de tiempo fuera.
¿Por qué razón es esencial?
El avance sensible está relacionado a desenlaces en un largo plazo, como la aptitud de amoldarse a la escuela, sostener un trabajo o progresar en distintas ámbitos laborales y, generalmente, sostener relaciones personales sanas, funcionales y perdurables. . Por contra, la mala administración sensible está relacionada a otras áreas del avance y al deterioro cognitivo.
El papel del avance sensible como base del accionar popular tiene implicaciones visibles para el diseño de políticas y programas. Si deseamos que los pequeños se transformen en mayores cariñosos, compasivos y respetuosos, debemos respaldar y alimentar su avance sensible desde el comienzo. No obstante, hay esenciales deficiencias que tienen que abordarse. La educación anterior a la escuela con frecuencia no tiene bastante personal preparado para admitir y tratar con efectividad los inconvenientes sociales y de relación de los pequeños, o para respaldar a los progenitores que quieren entender y tratar los inconvenientes sentimentales y de accionar.