*Este artículo que compartimos está circulando en las redes en contestación a las intranquilidades por la actividad del volcán Popocatépetl. El cerro humeante
Según el Centro de Geofísica de la UNAM, los efectos mucho más graves de una enorme erupción se limitarían a la cercanía del volcán, en radios del orden de 20 a 30 km. Un acontecimiento de esta naturaleza ha de ser predecido por los sistemas de detección y chequeo del volcán con bastante anticipación para tomar medidas precautorias.
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Si bien la erupción del 2000 fue la mucho más asoladora de la temporada actualizada, el Popocatépetl prosigue activo y ha experimentado otros capítulos eruptivos visibles en los años siguientes. Estas erupciones, si bien en menor escala, produjeron columnas de ceniza, flujos piroclásticos y emisiones de gases volcánicos, que requirieron supervisión y rastreo incesante por la parte de las autoridades.
El Centro Nacional para la Prevención de Catastrofes (CENAPRED) es el responsable de monitorear de cerca la actividad del volcán Popocatépetl.
Merced a sistemas avanzados de chequeo, se emiten notificaciones tempranas en el caso de incremento de la actividad eruptiva, lo que deja tomar las medidas de precaución primordiales y salvaguardar la vida de la gente que viven en las ubicaciones próximas al volcán.
La última erupción
La última vez que Popocatépetl entró de manera oficial en estado eruptivo fue el 18 de abril de 2016. Ocurrió en la madrugada de ese día, en las primeras horas del día, alrededor 2:15 a. m.
Al comienzo, la actividad era como cualquier otra que había tenido en los días precedentes. La primera cosa que vimos fueron múltiples emisiones de ceniza acompañadas de una secuencia de erupciones inferiores.