La metodología humanística se hace mediante ocupaciones grupales o por parejas cuyo tema central es nuestro alumno, sus deseos, intereses o opciones; Además de esto, siempre y en todo momento tienen dentro un factor final para la autorreflexión. La educación humanística valora las intervenciones orales, asiste para los alumnos a acrecentar su nivel de autovaloración y fomenta la empatía en el conjunto; aparte de sus entendimientos anteriores y tiene presente la actitud de los estudiantes hacia la lengua extranjera. En la educación de una segunda lengua, el enfoque humanista tiene presente visto que el aprecio puede fomentar, postergar e inclusive complicar la educación. Además de esto, este enfoque va a tener presente la relación entre las conmuevas y entre la novedosa información y la que tenía el estudiante (Stevick 1990). Todos estos puntos están relacionados directamente con los principios constructivistas.
Humanismo es homónimo de integración de saberes y cariños, pero asimismo de interacción continua del cuerpo con la cabeza y las conmuevas (Stevick 1990). Rivers (1983) asegura que la educación humanista reconoce la supremacía de la educación personalizada sobre otros enfoques conductistas. Según Stevick (1990), cada ejercicio humanístico se compone de cinco elementos interrelacionados. El primero cuenta los sentimientos, tanto las conmuevas personales como las votaciones estéticas; en verdad, este aspecto del humanismo repudia cualquier cosa que incomode a un individuo o cualquier cosa que inhiba o destroce la alegría estética. El segundo elemento destaca las relaciones sociales y, en estas, la amistad y la cooperación.
Tercero, la compromiso de admitir la crítica y la corrección. El cuarto, el intelecto, incluye el saber, la reflexión y la entendimiento, rechazando todo cuanto vaya contra el libre ejercicio de la cabeza y todo cuanto no se logre presenciar intelectualmente. Por último, la autorrealización, definida como el pleno avance de las auténticas características de cada individuo. Moskowitz (1978), sabiendo estas especificaciones, resalta que para el pleno avance de la persona es requisito tomar en consideración sus dimensiones intelectual y cariñosa, y particularmente en estas, el aprecio, la empatía y un prominente nivel de compromiso. Asimismo ten en cuenta que para el joven, que busca entablar su identidad, es primordial la aceptación de sí y del resto y que la educación humanística responde a las especificaciones básicas para conseguirlo. Stevick (1990) lo define según tres objetivos primordiales: primero, que destaca atributos de forma exclusiva humanos; segundo, que el procedimiento ofrezca independencia a los alumnos, y al final, que contribuya a su dignidad humana. Además de esto, apunta que esa educación muestra, entre otros muchos causantes, la atención y la benevolencia en frente de la imposición como los elementos metodológicos mucho más efectivos; recomienda que los alumnos aprenden mucho más y mejor si se sienten bien consigo mismos y con su curso, que es requisito que se esmeren y que tienen un sinfín de opciones que tienen la posibilidad de desarrollar con un modelo de enseñanza que fomente el impulso y la valentía personal. Con este género de metodología, los alumnos tienen la posibilidad de desarrollar una identidad personal y su autovaloración en un foro de discusión con su conjunto de pares, participando de esta manera activamente en su estudio mediante la autoevaluación y evaluación del estudio generada por otros compañeros (Hargreaves, Earl y Ryan 1998). Es conveniente conformar conjuntos heterogéneos (García 1990; Lyman y Foyle 1989). El profesor es quien se encarga de ordenar y detallar tareas y nivelar personalidades, tácticas y desenlaces para producir el máximo estudio en todos y cada uno de los alumnos (Hargreaves, Earl y Ryan 1998).