libro de historia

En la Novedosa York de principios de los 90, que semeja tan lejana, había 2 individuos representativos de una red social empresarial ‘kitsch’ -el día de hoy afirmaríamos ‘geek’- que ocupaban los sucesos de los diarios cada un par de días en los tabloides. Una era Leona Helmsley, copropietaria por derecho marital del imperio inmobiliario y hotelero desarrollado por Harry Helmsley. Frente a la prensa sensacionalista, Leona -famosa como la Reina Maligna- le dio crédito por su trato autoritario a los sirvientes y inferiores, su tacañería en el momento de abonar a los comerciantes pese a su enorme fortuna, y sus condenas por estafa. , dicho por un sirviente, se le asigna: “Nosotros no pagamos impuestos. Solo los pequeños abonan impuestos”) que estaban a puntito de llevarla a la prisión. Una personalidad impresionante, indudablemente, pero nada admirable.

El otro enorme personaje de la feria empresarial de Novedosa York fue Donald Trump, exactamente el mismo del que charla el día de hoy la prensa mundial como candidato del Partido Republicano a la presidencia estadounidense. No hay nada, exactamente el mismo Trump a quien el “Establishment” estadounidense desdeñaba como advenedizo; exactamente el mismo que padeció las consecutivas quiebras de su imperio inmobiliario y de juego; el hombre egoísta que gastaría un millón de dólares estadounidenses mudando cada letrero de su hotel-casino de Atlantic City de Trump’s Castle a Trump Castle pues sonaba mejor; exactamente el mismo que encargó 4.000 ejemplares de su libro de encomios “El Arte del Mercado” para vender en su hotel-casino, y terminó regalándolos a los clientes del servicio por carecer de interés; Este personaje de deseos controvertibles, modales déspotas y un ego desenfrenado, es el día de hoy un serio aspirante a la Casa Blanca. Una suerte de Jesús Gil americano. Bien difícil de opinar, pero cierto.

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