La civilización es construída por los humanos y está que se encuentra en los conjuntos sociales, con lo que todos y cada uno de los individuos se ven damnificados y cuestionados por ella. La civilización es esencial pues da a la gente una identidad y un sentido de pertenencia. Es mediante ella que el sujeto se expresa, integra un método de vida, comparte y se relaciona con sus semejantes.
La civilización incluye recursos tangibles y también intangibles, que son producciones que reflejan los valores de una sociedad y se reflejan en formas artísticas, como la música, el arte, la literatura, la danza, la arquitectura, la gastronomía, por ejemplo.
Aportes de Lévi-Strauss
El antropólogo belga Claude Lévi-Strauss (1908-2009) se distinguió por su profunda contribución al análisis del hombre y la sociedad, la naturaleza y la civilización. Impulsó la ética de la tolerancia y la variedad cultural (convivencia entre distintas etnias) para lo que empleó el término “multiculturalismo”, que una parte del reconocimiento del derecho a la diferencia y el respeto entre los distintos conjuntos culturales.
Mencionó que los pueblos indígenas (a los que llamó agraphes, que quiere decir que no sabían redactar) no eran ni primitivos ni sencillos en su organización, sino más bien distintas. Por servirnos de un ejemplo, los indígenas se identificaron con el totemismo, un sistema de opiniones y organización popular apoyado en un tótem (una figura simbólica con apariencia de animal o planta).
Historia de la civilización habitual
A la civilización habitual hay que agregar la aparición y avance de las novedosas tecnologías.
El auténtico “boom” de la civilización habitual, que dejó valorarla de otro modo, se causó en el siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial. Ahora mismo, observamos el comienzo de determinados procesos de globalización y la optimización de la promesa de vida.