¿Qué hacer cuando tu hijo de 17 años no quiere estudiar?

Aquí tienes ciertas claves que puedes utilizar con tu hijo o hija joven para entender de qué manera motivar a un joven que no desea estudiar:

  • Charla y escucha al joven. Si bien en ocasiones es bien difícil sostener una charla con un joven, tienes que intentar sostener la tranquilidad y la tranquilidad y intentar oír lo que logre decir o meditar, y no dejarte llevar por la furia, el temor o la ansiedad. Intentar sostener una aceptable comunicación con los pequeños es primordial para realizar en frente de los distintos inconvenientes que tienen la posibilidad de aparecer, entre ellos su falta de motivación académica. Esencial: charlar no es homónimo de abrumar. Tienes que enseñar interés por el avance de tus estudios, caso de que poseas adversidades, pero no debemos centrar todas y cada una de las diálogos -o discusiones- en el tema académico.
  • Halla el origen del inconveniente. Si existe algún inconveniente que logre afectarlo, como inconvenientes de nutrición, inconvenientes de estudio, inconvenientes de interacción popular, inconvenientes de agobio y presión en la escuela o enfrentamientos con el plantel enseñante, debe accionar y, por consiguiente, es esencial saber el origen del inconveniente. , frente lo que puede ser aconsejable charlar con el centro educativo. Con frecuencia solo observamos inconvenientes académicos y no analizamos mucho más intensamente la causa sensible tras ellos. Por servirnos de un ejemplo: un joven que tiene inconvenientes con las relaciones sociales es muy posible que baje su desempeño académico, y los instructores y progenitores tienen que tener esto presente.
  • Tener mucho más elasticidad con los pequeños y proporcionarles su espacio. Para fomentar su motivación académica, se aconseja que, si el joven está entusiasmado en el deporte, la música o la danza, se le dé su espacio para efectuar sus aficiones, eso sí, que asimismo sostenga su deber de realizar sus obligaciones institucionales. Además de esto, hay que sostener una actitud mucho más maleable, sosteniendo el diálogo para intentar localizar resoluciones a las distintas disconformidades que logren aparecer. Los jovenes, como los mayores, precisan momento de libertad. Ellos ahora acabaron su día en el centro, precisan reposar antes de empezar sus tareas, exactamente la misma los mayores en el momento en que van del trabajo.
  • Charla de tu futuro. Este es indudablemente entre los puntos mucho más esenciales, charlar sobre los planes para el futuro del joven y buscar juntos información sobre este tema es buena forma de motivarlo. Hallar que el joven se fije objetivos a medio y largo período es buena forma de animarle, por el hecho de que le va a hacer meditar en los procedimientos que se deben llevar a cabo. En esta etapa, precisan acompañamiento a fin de que logren lograr estos objetivos y impulsar relevantemente su esfuerzo y autovaloración. Fundamental: no se debe poner como válida una sola vía académica, esto es que el bachillerato y la facultad no son las únicas vías académicas probables. Es esencial trasmitir que la ESO es obligatoria, pero después hay múltiples opciones probables (por poner un ejemplo, FP). Debemos liberarlos de la enorme angustia que les genera la presión de las esperanzas que los jovenes llevan dentro.

Con esperanzas desmedidas:

  1. Deseamos que lo logren.
  2. Nos centramos bastante en los desenlaces.
  3. Pensamos que solo con bastante conocimiento y mucho más títulos conseguirán sus propósitos.
  4. Comparándolos con otros.

Intimidación

Esta pregunta es frágil. El acoso, desgraciadamente, está presente y poco a poco más en incremento ahora mismo. Varios estudiantes la sufren en el instituto y son todo el tiempo insultados y conminados por otros compañeros. Esta es entonces una razón para estimar desertar, por el hecho de que no ven la escuela como un espacio seguro para estudiar y progresar a lo largo de sus años de estudio.

Lo más esencial a tener en consideración en el momento de procurar solucionar esta situación es cuidar de nuestros hijos. Si este inconveniente se da en la vivienda familiar y tu hijo te afirma que no desea estudiar, no tienes que enojarte ni enojarte con él. Este es el paso inicial que tienes que rememorar.

Charla con tu hijo y escúchalo

Charlar con tu hijo joven es primordial por el hecho de que puedes darle consejos y asistencia si lo precisa. No obstante, otro aspecto que acostumbramos a pasar por prominente es la escucha. Es esencial que el menor sienta que oímos y comprendemos sus inconvenientes y también inquietudes, siempre y en todo momento sin sentirse juzgado.

Por otra parte, tienes que intentar no abrumar a tu hijo con los estudios. Su bajo desempeño en la escuela no en todos los casos ha de ser el centro de la charla, puedes intentar tener una charla general con él y intentar saber cuál es el inconveniente.

Temor al fracaso

Si tu hijo no desea estudiar, puede ser pues tiene temor de no rendir bien. En ocasiones, los retrasos en el avance o los inconvenientes de estudio complican que los pequeños entiendan el material y completen su labor.

Pero si bien no haya caos, la baja autovaloración o el perfeccionismo tienen la posibilidad de llevar a los inferiores a desatender sus tareas institucionales. Y sucede que “no lo logro pues no estudio” puede ser mucho más simple de asumir que “puse mi empeño y prosigo sin conseguirlo”.

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