Los hijos no se marchan hasta el momento en que se emancipan. Antes de vivir solos, es posible que hayan estudiado el bachillerato, o aun un semestre de la ESO, en el extranjero.
Por Javier Peris
Casos en los que es viable “desocupar a tu hijo de la vivienda”
Cabe decir que en el momento en que charlamos de despedir a nuestro hijo de la vivienda, no estamos en ninguna de las ocasiones descritas previamente. Tanto si nuestro hijo consigue la emancipación tal y como si la consigue por la vía legal, en estas situaciones siempre y en todo momento va a existir el deseo de dejar la vivienda familiar por la parte de nuestros hijos.
Aquí hablamos a echar a tu hijo de casa en el momento en que no desea salir. Comunmente lo asociamos a casos en los que nuestra hija consigue la mayor parte de edad pero quiere vivir tal y como si fuera individuo que aún no ha alcanzado la edad adulta. Son pequeños que no estudian, no trabajan, no asisten en el hogar y a veces hasta no se llevan bien con sus progenitores. Hablamos de pequeños que se creen con derecho a parasitar a sus progenitores.
Coexistir sin luchar
Las riñas permanentes solo te asistirán a atravesar la puerta primordial mucho más veloz. Ten presente que todavía no posee la madurez para ponerse en tu sitio, eso sería lo idóneo, pero no aguardes eso, la edad y las situaciones no son iguales.
Frecuenta pasar que en el momento en que se muestran estas ocasiones, los pequeños no solo charlan de su amor, sino sale a la luz el resentimiento que tienen, lo que enseña con perfección por qué razón hallan en la persona “querida” el razonamiento para salir ( huír) de algo que no les satisface, por norma general por inconvenientes anteriores en la vivienda que poco tienen relación con estar enamorados; por consiguiente, la prevención es la auténtica contestación.
Desde la perspectiva del padre: “Mi hijo no desea verme”
La primera cosa que debemos comprender es qué sucedió. Por qué razón un hijo no desea ver a su padre o no desea realizar el régimen de visitas.
- Comunmente, al estar mucho más separados padre y también hijo, hubo alguna resistencia por la parte del menor. Posiblemente las últimas ocasiones que estuvo con su padre, se quedó encerrada en su habitación y no interactuó con el resto de la familia, sin fundamento aparente.
- En otras oportunidades no es de esta forma. En el momento en que el padre recibe tal comunicación, es como un cántaro de agua fría. La pasaron realmente bien en los últimos días que compartieron juntos, no hubo disconformidades y la hija o el hijo no enseñaron síntomas de malestar y formaron parte de las ocupaciones familiares.