Legálitas
Mis causas para proceder a la escuela a los tres
Tras pensarlo bien, decidimos mandar a los pequeños de tres años a la escuela. Para ser precisos, Mayor ni los tenía en el momento en que comenzó, en tanto que es octubre, y Peque comenzó a los tres años y cinco meses.
Como todo en la vida, y mucho más tratándose de resoluciones tan bien difíciles, en el final no hay solo una razón sino más bien un conjunto de causas. Poniendo todo en una balanza, acabas rechazando con sí.
Tener hijos y dejar que “Rita la cantaora” los protega
En España disponemos un inconveniente muy grave de conciliación familiar y laboral por el hecho de que a lo largo de varios años se ha considerado que conciliar significa dejar de ver a su hijo a fin de que otra gente logren cuidarlo. Y encima, dejarlo en el momento en que solo tiene unos meses.
Estos terceros son abuelos si tienes oportunidad, mamás diurnas, pago de niñera y guardería. Ciertas de estas resoluciones tienen la posibilidad de valer mucho más que el salario que recibe un individuo (conque puedes observar qué inconsistente es el sistema).
¿QUÉ PASA SI NO LLEVO A MI HIJO AL COLEGIO EN PERSONA? ESTO ES LO QUE DEBES HACER.
‘Quienes opten, de manera voluntaria, por no llevar a su hija, hijo o alumno al servicio educativo presencial, van a deber matricularlos o reinscribirlos en el nivel pertinente de educación y en el momento en que se incluyan a los tutoriales presenciales, se efectuará una evaluación diagnóstica”, según un aviso de prensa de la SEP.
¿Los psicólogos nos tienen la posibilidad de contribuir a educar a nuestro hijo?
Va a haber ocasiones en las que la asistencia técnica sea completamente precisa. La primera cosa que vas a hacer va a ser advertir el inconveniente real que subyace a esta fobia y después dotarte de las herramientas correctas que logren guiarte a superarlo. Más tarde, el sicólogo va a poder orientar al tolerante por medio de ejercicios de regulación que le dejarán ir incrementando pausadamente su exposición a la escuela. Si es un joven va a haber que buscar pactos.
En los mucho más pequeños, la ansiedad por separación es habitual al comienzo. El adulto debe sostener la tranquilidad, acompañar a su hijo en su acercamiento y fomentar la percepción de que la escuela es algo positivo y preciso. Hay que eludir que el niño se quede sin ir al instituto, si bien su hijo no desee ir al instituto. Pero con una actitud efectiva de entendimiento y aceptación. Si la angustia es excesiva tras un tiempo razonable, hay que preguntar a un profesional.